Responsabilidad Social en las Empresas

La gran responsabilidad social de las empresas es mantenerse activas, rentables, compitiendo y produciendo en el mercado. Cuando una empresa es rentable no sólo produce un retorno para sus dueños o accionistas, sino que también genera consecuencias sociales muy deseables, tales como:

  • Nuevas oportunidades de empleo a través de su expansión e inversión.
  • Provisión de bienes y servicios para la sociedad, adecuadas utilidades económicas que el Estado puede gravar y con el producto de esos impuestos mantener a los empleados públicos trabajando, desarrollar la infraestructura, el capital humano, proveer servicios de salud, seguridad social y otros necesarios para mejorar el desarrollo nacional.

El cierre de una empresa no es simplemente el problema de un empresario, genera una pérdida social importantísima en empleos, estabilidad, credibilidad, confianza.

Entonces, podría decirse que la responsabilidad social de la empresa es mantenerse como empresa. Esta responsabilidad es cada vez más compleja en la medida en que el mundo se globaliza.

Quiere decir esto que la empresa no tiene que tomar acciones de solidaridad social o de proyección hacia la comunidad? No. Solo quiere decir que no está obligada a hacerlo. Si lo hace, y es muy plausible que lo haga, es mediante iniciativas sociales voluntarias, que es un campo muy amplio donde está todo el concepto de filantropía.

Ante la realidad de pobreza de la América Latina nadie puede estar en contra de que se requieren acciones tendentes a producir bienestar social. Pero la pregunta es: ¿le incumbe a las empresas esa responsabilidad y las obligaciones que tiene aparejadas? Y cuál sería el grado de participación de la empresa en esa responsabilidad?

Parece evidente que no se puede pedir a cierto nivel de pequeñas y microempresas que cumplan con una función que no es típicamente empresarial, también parece generalmente aceptado que no debe esperarse que la empresa sustituya al Estado, en actividades como educación, seguridad y otras políticas públicas, aunque con la reducción del tamaño del Estado surge la expectativa que las empresas asuman algunas o muchas de esas actividades.

Evolución reacciones empresariales y factores del proceso

Los esfuerzos de grupos sociales o de consumidores por alcanzar influencia sobre la producción, el comercio o los núcleos de poder son conocidos desde el año 1327, cuando se reportó que los ciudadanos de Canterbury impusieron un boicot de consumidores al Monasterio de la Iglesia de Cristo.

Posteriormente, en el siglo XIX, el movimiento cooperativo introdujo en Inglaterra las bases para una “marca amiga del consumidor”, prometiendo excelente trato para sus trabajadores y compartir las utilidades con los clientes.

Muchas de las primeras actividades de las organizaciones de consumidores se refirieron al mejoramiento de las condiciones de trabajo y derechos para los trabajadores que se afiliaban al naciente movimiento sindical.

En 1918 desapareció “la etiqueta blanca” impulsada por la Liga Nacional de Consumidores de los Estados Unidos, cuyos inspectores garantizaban que la ropa era hecha en fábricas que respetaban las leyes, no usaban trabajadores a domicilio, no requerían jornadas extraordinarias de trabajo y no empleaban niños menores de 16 años. Al desaparecer la “etiqueta blanca” se publicó la lista de las compañías sindicalizadas, para favorecerlas, por exclusión de las otras.

Desde esos primeros años, los consumidores han sido impulsados a usar su poder de compra para influir sobre la conducta de las compañías en un amplio rango de temas, tales como seguridad pública, medio ambiente, producción de armas, apoyo a la comunidad, relaciones laborales, etc.

Beneficios de la responsabilidad social empresarial

Las empresas comprometidas con la responsabilidad social experimentan importantes beneficios tanto cuantitativos como cualitativos.

  • Perfomance Financiera
  • Reducción de Costos Operativos
  • Imagen de Marca y corporativa

Perfomance Financiera

El negocio y comunidades de la inversión han debatido por mucho tiempo si existe una conexión real entre las prácticas de negocio socialmente responsables y la actuación financiera positiva.

Varios académicos han mostrado esta correlación. Un estudio , citado en Business and Society Review (1999), mostró que 300 corporaciones que honraban sus códigos de ética con la característica de ser expuesta a la comunidad resultaron de una perfomance de dos a tres veces superior respecto a aquellas que no lo habían considerado, significando sin duda un valor agregado diferencial. Un reciente estudio de la Universidad de Harvard demostró también que aquellas empresas con paquetes accionarios compartidos con sus empleados mostraron una proporción de crecimiento cuatro veces mayor, y de ocho veces el crecimiento de empleo en relación al paquete solo para accionistas.

David Lewin, Profesor de la UCLA, por encargo de la compañía IBM ha estudiado la relación entre las donaciones corporativas y el desempeño corporativo de la empresas. A través de la misma pudo corroborarse que las compañías con prácticas sociales filantrópicas obtenían tasas de retorno a sus inversiones muy superior a las expectativas.

Reducción de Costos Operativos

Diversas iniciativas de RSE, particularmente en el focus medioambiental , logran reducir costos significativamente , reduciendo gastos e improductividad. Por ejemplo, las que apuntaron a reducir emisiones de gases contribuyeron a optimizar la capacidad energética, reduciendo así gastos innecesarios. También las alternativas de reciclaje generan ingresos extras. Existen diversos ejemplos prácticos sobre ahorros significativos medio ambiental. Por ejemplo la Dow Chemical Co. y la National Resource Defense Council establecieron un alianza con el objeto de reducir la producción de 26 químicos tóxicos a sólo uno . Por esta razón han logrado ahorrar 5,4 millones al año, y como beneficio adicional la calidad de sus productos.

Una encuesta hecha a 150 ejecutivos dirigida por la Whirlpool Foudation, Working Mother Magazine y Family Newsbrief encontró una relación directa entre los programas y distintas iniciativas del área laboral , como salud, bienestar, cuidado de bebes y tercera edad, con el resultado de obtener importantes beneficios tales como reducción del ausentismo y rotación, mayor satisfacción de los empleados y los consumidores, reducción de costos de salud, etc.

Evolución y las reacciones empresariales

Con el transcurso del tiempo el foco de atención ha pasado de lo puramente local y nacional a las actividades internacionales de las empresas multinacionales. Con el aumento en el tamaño, la riqueza y la influencia de las empresas multinacionales y con la creciente importancia de la inversión extranjera directa en los países en vías de desarrollo, las organizaciones de consumidores y otros grupos sociales han buscado formas para ejercer control y establecer los mínimos aceptables en las conductas de las empresas o los negocios multinacionales.

El progresivo desmantelamiento de las barreras al comercio, el aumento en la libertad de movimiento de los capitales, la seguridad en la propiedad, la caída del comunismo, el mejoramiento en las comunicaciones y la tecnología, la creciente competencia, el incremento en la habilidad para desarrollar marcas globales de consumo mundial y las dificultades para la expansión de las empresas en los mercados puramente domésticos, ha permitido a las multinacionales expandir su influencia y sus actividades en forma muy significativa.

Por otra parte, el crecimiento en el comercio internacional y la búsqueda de inversión extranjera directa por los países con menor desarrollo, combinados con la inseguridad económica y altos niveles de desempleo en los países desarrollados, han dado pie a las acusaciones contra las multinacionales, de practicar “dumping social”. Se las señala como explotadoras de los mercados, los recursos naturales y la gente de los países más pobres del mundo y las acusan de dañar al mismo tiempo a los trabajadores en el mundo desarrollado, al “exportar” los puestos de trabajo a los países que tienen más bajas normas laborales y menores niveles saláriales.

Las presiones de los consumidores y otros grupos sociales se orientan hacia la adopción de códigos internacionales o a intentos de establecer etiquetas. Esas iniciativas también tienen más de medio siglo de existencia.

  • En 1937, la Cámara Internacional de Comercio creó el Código de normas para la práctica publicitaria y el comercio.
  • En 1948 se adoptó por las Naciones Unidas la Declaración Universal de los Derechos Humanos
  • En el año 76 la Organización para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD) adoptó la Declaración sobre inversión internacional y empresas multinacionales.

Al año siguiente, en 1977, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) adoptó la Declaración Tripartita de Principios sobre las Empresas Multinacionales y la Política Social.

Más recientemente, en los procesos de integración regional se han firmado cartas sociales que completan las regulaciones referidas a los temas comerciales o de integración. Los países signatarios del Acuerdo de Libre Comercio para América del Norte (NAFTA por sus siglas en inglés) firmaron al mismo tiempo un Acuerdo Laboral Complementario.

En junio de 1998, la Conferencia Internacional del Trabajo, en su octogésima sexta reunión, adoptó la Declaración de la OIT relativa a los principios y derechos fundamentales en el trabajo y su seguimiento. Mediante esta Declaración, todos los Estados miembros de la Organización tienen un compromiso de respetar, promover y hacer realidad, los principios relativos a los derechos fundamentales que son:

  • La libertad de asociación y el reconocimiento efectivo del derecho de negociación colectiva;
  • La eliminación de todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;
  • La abolición efectiva del trabajo infantil; y
  • La eliminación de la discriminación en materia de empleo y ocupación.

A pesar de que las iniciativas para influir y controlar la conducta de las empresas no son nuevas, en los años 90 encontramos, sin embargo, cuatro rasgos novedosos en la lucha de los grupos sociales o de consumidores:

  1. El nivel de atención y de importancia que se otorga a los asuntos sociales internacionales, particularmente al trabajo infantil.
  2. Un incremento en el interés y la actividad de los gobiernos, los sindicatos de trabajadores, los grupos de cabildeo y las organizaciones no gubernamentales (ONG) en los códigos y en el etiquetado.
  3. El interés de los medios de comunicación y la publicidad generada en estos temas.
  4. La velocidad y el alcance de la respuesta de las empresas.

Se ha demostrado que la creación de nuevos circuitos internacionales de distribución puede incrementar el poder del consumidor y la concienciación social en el ámbito mundial. Es necesario recordar que aunque el poder del consumidor que generan las iniciativas voluntarias puede ser lo suficientemente real, en la medida en que los consumidores cuenten con la facultad de ejercer su derecho a elegir, esto se vuelve de alguna forma intrascendente en los casos de economías estancadas o arruinadas, situaciones en las que los consumidores se encuentran empobrecidos y con poca posibilidad de elección.

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